Somos especialistas en psicoterapia online y presencial, tanto en modalidad individual como grupal. Puedes llamarnos al 667 200 908, o enviarnos un correo electrónico a psicologa@myrnaservera.com.
Estaremos encantados de escucharte/atenderte y brindarte nuestra ayuda.
Cuando una situación te provoca una sensación de malestar o un sentimiento de carencia, y eres consciente de que te corresponde a ti y no a otro solucionarla. Puede darse el caso, por ejemplo, de que has perdido a un ser querido, o has sufrido una ruptura dolorosa y sientes que te falta algo, como una especie de vacío que necesitas llenar de forma urgente. Sin embargo, la clara conciencia de un problema no te lleva necesariamente a poder solucionarlo. Puedes esperar a que se resuelva solo o no pensar en él, con la vana ilusión de que entonces no te afecte o incluso no exista. Muchas personas llegan a la consulta después de arrastrar un problema durante muchos años.
Si esa situación te ocasiona una serie de problemas que por ti mismo no puedes resolver o no puedes satisfacer con tus propios recursos, en un primer momento puedes buscar ayuda en la familia o amigos, pero si ésta se muestra insuficiente o conflictiva por ser la fuente del malestar, este persistirá.
Además, si esos problemas afectan a tu vida cotidiana porque te sientes deprimido, triste, desesperanzado, con rabia, con impotencia, con frustración, con deseos de venganza, etc., puedes sentirte como en un callejón sin salida o en un pozo.
Pasa el tiempo y todo sigue igual…
Tu entorno te da consejos muy bien intencionados, pero a ti no te sirven. En definitiva, no consiguen darte la fuerza necesaria, ni las claves para superarlo.
Si no te resignas a que la situación perdure en el tiempo, es el momento de buscar ayuda psicológica.
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
El momento de buscar ayuda psicológica es cuando no te
resignas a que la situación continúe más en el tiempo.
En una ocasión un señor me dijo: “Le voy a traer a mi nieto para que lo cambie”. Me quedé pensativa… ¿Cómo podría cambiarlo? El nieto en cuestión resultó ser un hombre de 25 años, que no había mostrado ningún interés en cambiar y, en consecuencia, no se le ocurrió nunca acudir a terapia.
Muchas personas recelan de ir a terapia por miedo a lo que supone el cambio. Podemos cambiar muchas cosas, nuestros hábitos alimentarios, costumbres cotidianas, estilos de vida, aficiones pero lo que nos da miedo cambiar es a nosotros mismos.
¿Qué significa cambiarnos a nosotros? Popularmente se suele acudir a aquel proverbio que dice: “Genio y figura hasta la sepultura”. Evidentemente no se trata de cambiar nuestra esencia, sino tal vez aquellas formas de pensar, de sentir, de reaccionar que nos llevan a sufrir un malestar existencial.
Los cambios surgidos de la terapia afectan, por tanto, a la forma de afrontar las situaciones y no a la esencia de la persona. Se trata de cambiar las formas de hacer las cosas y encarar la vida, pero sin dejar de ser nosotros mismos. Ese es el reto.
Mis orígenes, el lugar donde nací, las circunstancias vividas, las condiciones fácticas: la dotación genética, edad, historia biográfica, familia y contexto histórico; son aspectos que no puedo cambiar y que me imponen un marco que solo puedo aceptar. Reflexionar sobre qué podemos cambiar y qué debemos aceptar, preguntarnos qué puede estar impidiendo hacer las cosas de otra forma: ¿La lealtad a la familia o a la pareja?, ¿la culpa?, ¿el miedo?, ¿la dependencia emocional?... Lo importante no son las cosas que nos pasan, sino cómo las afrontamos. Llover, llueve para todos, pero qué hago cuando ocurre: ¿Abro el paraguas y salgo corriendo a refugiarme? o, por el contrario, ¿levanto las manos hacia el cielo y mientras me empapo, me lamento y digo: “¡Dios mío!, ¿por qué permites que me moje?”, o bien exclamo: “¡qué maravilla!”, mientras canto exultante bajo la lluvia.
El objetivo de la psicoterapia no es evitar el sufrimiento o las incomodidades de la vida, sino aprender de la experiencia. Las crisis existenciales las podemos entender como una oportunidad para el desarrollo personal hacia una mayor autonomía. Este es el cambio al que podemos aspirar si tomamos como objetivo el lema de William Ernest Henley, tal como lo formula en su poema Invictus: “Soy el capitán de mi alma; el dueño de mi destino”
"Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma"
Poema Invictus de William Ernest Henley (1849–1903)
“Mi objetivo es ayudarte a comprender cómo has llegado hasta aquí y facilitarte el proceso necesario para permitirte ser una persona autónoma.”